Esta vez fui secundado por Groovemaster, quien asimiló muy pronto los secretos del stencil (y quedó con las ganas de tirar pronto un par de rayas). Desde un principio esta acción representaba todo un reto, dado lo concurrido que es el barrio y la vigilancia presente. Sin embargo no fueron suficiente escollo para alcanzar a estampar 3 veces cada plantilla (6 rayados en diferentes lugares), aunque con distintos resultados. Sin duda me he dado cuenta que esta actividad no solo sirve para llevar el arte a la calle, si no que para sociabilizar, ya que mientras con Groovemaster buscábamos nuevos emplazamientos, conversamos de muchos temas.
Bueno, ojalá aprecien el esfuerzo que significó aplanar esas calles llenas de cafetines fashion; las imágenes dan modesto testimonio. P.D. Hoy termino una nueva plantilla que tengo a medias y la estrenaré esta noche cuando salga con Gak por otro rincón de esta ciudad. El nivel de complejidad es mayor; espero no guatear.


